La semana pasada después de que se abriesen las «fronteras» autonómicas, mi amigo Luis propuso dar un paseo por la judería, y allí nos plantamos disfrutando del día entre fotografía y buenos amigos.
El Puente de San Martín fue construido originalmente en el siglo XIII, tomando el nombre de la parroquia a cuya jurisdicción pertenecía: San Martín.
En su construcción es probable que se tomara como modelo el puente de Alcántara, aunque tuvieron que proyectarse más ojos por la mayor anchura del Tajo en este punto de su curso.
A mediados del siglo XIV, hacia 1355, Pedro I de Castilla habría prendido fuego a las puertas del puente, y en 1368 volvió a sufrir daños.
Fue restaurado por el arzobispo Pedro Tenorio, hacia 1390, que hizo construir el gran arco central y los dos torreones almenados de los extremos.
El puente es todo de sillería.
Durante el reinado de Carlos II de España se reformó, ensanchándose sus accesos, y un siglo más tarde se pavimentó. De ambas reformas queda una inscripción en el muro interior del torreón de entrada, con el escudo imperial flanqueado por dos reyes sedentes.
En esta salida me acompañaron mis amigos Luís Rodríguezvicepresidente de la Asociación Fotográfica de Toledo, y Oscar Pontón, el Oráculo del Este.
Hacía tiempo que no daba un paseo por el casco histórico de Toledo, sin pretensiones, sólo por pasear haciendo fotos admirando su monumentalidad.
Éste es el resultado.
En esta salida me acompañaron mis amigos presidentes eméritos de la Asociación Fotográfica de Toledo, David Utrilla y Mar Limón que posan con las Alas de México.
Dentro de las visitas solidarias realizadas por la Asociación Regional de Guías Oficiales de Castilla-La Mancha, he tenido el privilegio de poder visitar el Imperial Monasterio de San Clemente.
El monasterio fue fundado por Alfonso VI extramuros después de la conquista de Toledo entre 1085 y 1109, fue trasladado por Alfonso VII dentro del recinto amurallado en casas particulares creciendo hasta abarcar toda una manzana actualmente.
En un principio perteneció a la Orden de San Benito, adoptando en 1117 la reforma del Císter, en 1175 el arzobispo de Toledo les permite ceder obediencia al abad del Císter y en 1180 reciben la bula con todos los privilegios del papa Alejandro VII.
El monasterio tiene dos entradas, una al convento y otra a la iglesia que es la única estancia fuera de la clausura.
Como curiosidad, el genial Gustavo Adolfo Bécquer dejó su autógrafo en esta portada.
La iglesia, fue trazada por Alonso de Covarrubias, es la única edificación ubicada fuera de la clausura, con una sola nave dividida en dos tramos, con muros enlucidos y decorados con pinturas murales sobre pasajes evangélicos.
El coro se sitúa a los pies del templo y a su mismo nivel; tiene acceso por el patio.
El convento tiene, además, varios patios, entre los que destacan: uno llamado de las Procesiones, que es por donde se accede al coro, a la iglesia y a la sala capitular.
En ésta visita he tenido el privilegio de ser guiado por mi amiga y Guía Oficial de Turismo, Laura García que nos narró la historia y los secretos del monasterio.
Si estáis pensando hacer una visita guiada por Toledo, os recomiendo efusivamente contactar con ella, os enlazo su página web:
La sala capitular es una estancia adosada al muro del evangelio de la iglesia, cuya cubierta es una techumbre plana de madera o alfarje.
Tiene un banco corrido de azulejería, así como un sillón y el altar que preside la sala siendo decoración típica mudéjar.
Dentro de la sala capitular, se han descubierto en reformas recientes, pinturas murales medievales de extraordinaria belleza:
Actualmente el monasterio está habitado por monjas bernardas que siguen la regla del císter “Ora et labora”.
Según la tradición, el mazapán en su versión actual se inventó en este convento a principios del siglo XIII.
Tras la batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, el hambre se extendía en toda la región. Las monjas de San Clemente únicamente contaban con azúcar y almendras y los mezclaron para conservar ambos productos mejor. De este modo nació el mazapán. El nombre de «mazapán» provendría de la herramienta o «maza» que utilizan para machacar las almendras con el fin de hacer el pan o masa, en el museo del convento se conserva el cuenco original en el que crearon por primera vez el mazapán.
Actualmente las monjas siguen fabricando mazapán según la receta original y de forma totalmente artesanal.
Si vais a Toledo, no dudéis en adquirir este exquisito manjar.
El equipo utilizado fue:
●Cámara: Nikon Df.
●Objetivos: Nikkor 24 mm f2.8 AF-D, Nikkor 50mm f1.4 AF-D y Nikkon 105mm f2 DC.
He dado una vuelta sin pretensiones para admirar y fotografiar la restauración de la torre de nuestra querida Catedral primada:
Es un placer pasear por el Casco Histórico de Toledo, sus calles siempre ofrecen imágenes especiales:
En la Plaza de las Cuatro Calles suele deleitarnos con sus melodías Ariel Acevedo, gran músico, siempre es un placer parar un rato y escucharle tocar su guitarra:
Dentro del programa de Toledo abierto del Patronato de Turismo del Ayuntamiento de Toledo, he tenido el placer de tutelar durante el mes de julio y agosto, a aficionados a la fotografía con el fin de enseñarles rincones pintorescos y fotogénicos del casco histórico la ciudad y realizar alguna fotografía diferente de las que habitualmente se hacen.
Las fotografías realizadas en las rutas fueron colgadas con el hashtag #toledociudadfoto
Dentro de las rutas, he intentado trasmitir algún consejo fotográfico e inculcar la pasión que me ata a la fotografía, espero haberlos aficionado algo más a éste maravilloso mundo.
Me han acompañado en este proyecto los fotógrafos y amigos David Blázquez y Héctor Sanfer de los que os recomiendo visitar sus paginas:
Unos de mis lugares favoritos de la provincia de Toledo son las Barracas de Castrejón y Calaña donde ya os hablé en otra entrada:
Esta vez he realizado fotografías nocturnas aprovechando las buenas temperaturas de noche en el mes de agosto y la lluvia de perseidas, popularmente conocidas como las lágrimas de San Lorenzo, que todavía coleaban.
La siguiente foto es una panorámica de 5 fotografías unidas por software:
Como podéis observar, aunque retirado de población, la contaminación lumínica de nuestros cielos es tremenda.
Tuve la suerte de capturar alguna perseida junto a la vía láctea, júpiter y saturno.
Cada mes de julio, en la localidad alcarreña de Brihuega, se produce un espectáculo visual, oloroso y acústico (las miles de abejas libando producen un zumbido constante), debido la floración de la lavanda.
Mi amigo Luiso, ilustre vicepresidente de la Asociación Fotográfica de Toledo, me propuso de sopetón ir a fotografiar la floración de la lavanda ya que eran los últimos días antes de la inminente cosecha, así que madrugón, equipo a la bolsa y en marcha para intentar inmortalizarlas al amanecer.
Suele organizarse en estas fechas el «Festival de la lavanda» con diversos espectáculos, conciertos, vuelos en globo, pero ya sabemos lo que toca este año.
En esta salida me ha acompañado mi amigo Luiso, del que os recomiendo visitar su web: ….Foto a foto.
Hay veces que estando en un lugar «especial», me vienen las musas a la cabeza que me susurran y me hacen imaginar una fotografía.
Hace dos semanas, en las largas horas de espera del eclipse penumbral de luna que fui a fotografiar, imaginé una fotografía con la Vía Láctea sobre el castillo de Guadalerzas con una de mis espadas custodiando la escena, así que allí me planté para intentar plasmar la foto esbozada dentro de mi cabeza.
Si queréis conocer la historia del Castillo de Guadalerzas y ver las fotos anteriores, os dejo el enlace mas abajo:
Después de varias pruebas y estar observando el cometa Neowise que nos amenizó la espera, aquí está la fotografía que había «imaginado», no siempre sale lo que uno espera, pero esta vez está muy, muy cerca:
La espada de la foto es una espada larga o de mano y media, fabricada por mi amigo Artesano-Espadero Toledano Adrián Polonio para ser usada en sala de esgrima antigua y que ya me ha acompañado en alguna foto anterior, podéis verla en la galería de Castillos.
El Castillo-Hospital de Guadalerzas se encuentra a 18 kilómetros de la localidad de Los Yébenes, dentro de una finca privada.
El castillo fue construido por los musulmanes sobre un punto estratégico que defendía la antigua calzada romana que unía Toledo y Córdoba.
Fue terminado en 1078 para defender el paso del congosto, desfiladero que comunica los valles del Algodor y del Bracea, con la comarca de Malagón.
Después de la conquista de Toledo por Alfonso VI en 1085, el castillo es tomado y la comarca se convierte en frontera y área de continuos enfrentamientos entre cristianos y mahometanos.
La Orden de Calatrava funda en el castillo el hospital de “Godalferga” en 1173:
”Era de mili y dozientos y diez, (año 1173). El Maestre viendo que muchos de los cavalleros desta orden y otros vasayos suyos salían de las batallas heridos, y para mejor curados convenís aver una casa en la Orden disputada para ello, fundó un hospital en el castillo de Guadalerza, que es dos leguas de Yébenes, y dotóle de todo el término redondo que al presente ”.
Tras la derrota de la batalla de Alarcos en 1195, el castillo vuelve a manos musulmanas.
La toma definitiva no se producirá hasta las Navas de Tolosa en 1212:
El obispo Jiménez de Rada relata cómo fueron dos vasallos de Alfonso VIII, Alfonso Téllez y Rodrigo Rodríguez, los que cercaron la torre de Guadalerzas, la “batieron con máquinas” y la tomaron por la fuerza.
En 1572 Felipe II vende el castillo y la dehesa de Guadalerzas al Cardenal Silíceo para que instale allí el Colegio de Doncellas Nobles de Toledo.
En el siglo XIX, Don Matías Nieto Serrano, mandó restaurar y acondicionar el castillo entre 1870 y 1872, construyendo almenas, chimeneas y todo lo que fue necesario para reconvertirlo en vivienda.
Tras la guerra civil, la fortaleza fue definitivamente abandonada.
Actualmente las estructuras del castillo están muy deterioradas debido a las condiciones del lugar y al estado de abandono, si en un futuro cercano no se realiza una intervención, en los próximos años solo quedaran ruinas.
El motivo principal de esta salida fue que había previsto un eclipse penumbral de luna , y ya que no había ninguna nube, aprovechar para situarla en una fotografía en pleno eclipse sobre las torres del castillo.
Después de cenar y de un rato de charla con los compañeros, volvimos al castillo, ya con cámara digital, trípodes y utensilios para realizar fotografía nocturna.
La previsión de la luna sobre la torre era a partir de las 06:02, así que quedaba una larga noche de chanzas y fotos a la luz de la luna.
La siguiente fotografía se realizo a las 06:19 de la madrugada, son dos tomas fusionadas con diferentes exposiciones, una para la torre y otra para la luna.
Llegó el amanecer y la hora de volverse para casa:
Mi amigo Dani López me retrató de esta guisa, muchas gracias.
El último día del «estado de alarma«, antes de que llegaran los turistas, he dado otra vuelta por nuestro querido casco histórico para fotografiar la ciudad «durmiente» y casi vacía de gente.
Aunque hiciese bastante calor, creo que va ser difícil volver a ver la ciudad así un sábado por la tarde.
Uno de mis lugares favoritos son los cobertizos con sus monolitos anti-duelos, creados para evitar ser sorprendido de noche por un «rufián» emboscado esperando a su víctima.
Según el Libro Guinness de los Récords, la ventana mas pequeña del mundo está situada en el Casón de los López de Toledo, sito en la Calle Sillería.
La siguiente fotografía es una doble exposición accidental de la Posada de la Hermandad y el Arco de Palacio, no era mi intención, pero a veces estas cámaras antiguas hacen cosas de éstas.
Encontrar la Plaza del Ayuntamiento completamente vacía un sábado por la tarde es algo insólito.
En esta salida estuve acompañado por mi amiga Mar a la que inmortalicé cruzando el Pasadizo de Balaguer.